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Las pruebas para condenar a prisión perpetua a la madre de Lucio Dupuy y a su novia

Redacción - 31 enero, 2023

Magdalena Espósito, y su novia Abigaíl Páez, son imputadas por el asesinato del menor y por abusar sexualmente de él.

A días de que se conozca la sentencia por el crimen de Lucio Dupuy, la cantidad de pruebas para condenar a la madre del menor, Magdalena Espósito, y su novia Abigaíl Páez, a perpetua son abrumadoras y avasallantes. 

 

Ambas mujeres son las principales acusadas. Las pruebas las comprometen y las chances de que sean condenadas son sumamente altas: las imágenes de la cámara de seguridad de una vecina, los chats, la hora de la muerte y la acusación por “crimen de odio” de la querella, son clave.

 

Por un lado, el resultado de la autopsia es concluyente de la vioelncia y abuso que sufrió el menor. Juan Carlos Toulouse, el médico que realizó el estudio del cuerpo de Lucio, reafirmó que el niño falleció a causa de una “feroz golpiza” y que presentaba “lesiones en varias partes del cuerpo”.

 

Aseguró que había sido víctima de abusos sexuales “recientes y de vieja data”, al mismo tiempo que presentaba “un fuerte golpe que le afectaba la cadera, el glúteo y la pierna, con una data de 7 a 8 días”.

 

“Hubo una agresión puntual que le provocó la muerte”, según la autopsia. El menor tenía la suela de una zapatilla marcada en la espalda. Gracias a una pericia scopométrica, se determinó que el calzado le pertenecía a Abigaíl Páez, la novia de la madre.

 

El abuso sexual

Según la autopsia, el cuerpo de Lucio evidenciaba “signos compatibles con abuso sexual”. Pero no fue lo único. En el allanamiento realizado a la casa de las imputadas, los investigadores se llevaron una serie de juguetes sexuales. Los estudios de ADN posteriores sobre esos elementos arrojaron que contenían rastros genéticos de la madre del nene, de su novia y también de Lucio.

Las conversaciones que tuvieron las imputadas a través de WhatsApp los meses previos al asesinato se convirtieron en una prueba esencial. Allí relataban los castigos que le propinaban al nene.

 

“Qué no se te vaya la mano que nos vamos a mandar una cagada”, fue uno de los mensajes que le mando la mamá de Lucio a su novia. “Estoy harta. Yo tengo que estar todo el día con este pendejo”, fue la respuesta.

 

Ante un episodio en el que Lucio vomitó, las imputadas hablaron entre ellas. “¿Cómo le pegaste? Ya van dos veces que vomita”. Luego de eso, la novia de la madre escribió: “No lo quiero ni ver; me amarga la vida”.

 

Los dibujos, un pedido de ayuda 

Algunos días después del asesinato, la fiscalía de instrucción secuestró los dibujos que el nene había realizado en el colegio y los hizo analizar por especialistas. Las conclusiones fueron contundentes.

 

Una de las psicólogas, Lorena Roggero, dijo en el juicio que, mediante los dibujos, Lucio “gritaba su dolor”. La psicóloga explicó que las personas dibujadas, no tenían ojos y que eso tenía que ver con la necesidad de Lucio de “no ver” la violencia familiar que sufría en su casa.

 

En el mismo sentido, los dibujos, en su mayoría, no tenía parte inferior del cuerpo. Estaban dibujados hasta la cintura. Eso, según la especialista, es un signo claro del abuso sexual que sufría.

 

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